(Bloomberg View).- Cuando uno está equivocado, está equivocado, no importa lo famoso y respetado que sea como científico. Albert Einstein estaba equivocado sobre la mecánica cuántica. Linus Pauling estaba equivocado sobre la estructura del ADN, y Milton Friedman estaba equivocado sobre la hipótesis del ingreso permanente.

Pero a diferencia de los primeros dos ejemplos, en los que los científicos rápidamente se dieron cuenta del error, los economistas aún no asimilan la realidad.

La teoría de Friedman dice que el consumo de la gente no se ve afectado por cuánto ganan cada día. Más bien, lo que les preocupa es cuánto esperan ganar durante su vida.

Si tienen una pérdida de ingreso repentina o temporaria por desempleo, por ejemplo piden dinero prestado para superar el mal momento. Si reciben un ingreso imprevisto, como un cheque del Estado, lo ponen en el banco para usarlo cuando sea necesario en vez de gastarlo para consumir más. Solo cuando la gente piensa que su capacidad de ingresos futura ha cambiado hacen alguna modificación a la cantidad que gastan.

Esta idea es importante porque quería decir que no había que esperar que el estímulo fiscal tuviera un efecto significativo. Los cheques del Estado son una forma temporaria de ingreso, por lo que la teoría de Friedman predice que no cambiarán los patrones de gasto, como creían defensores como John Maynard Keynes.

Incluso ahora que los modelos económicos se han vuelto mucho más complejos de lo que eran en el tiempo de Friedman, los economistas aún recurren a la teoría de Friedman como una referencia mental, una intuición básica que orienta el modo en que trazan sus modelos. Mi primer profesor de macroeconomía creía en ella profunda e instintivamente, e incluso la sacaba a relucir en los seminarios de la facultad.

Lamentablemente, la intuición basada en teorías incorrectas puede llevarnos a la deriva. Los economistas ya saben desde hace un tiempo que esta teoría no refleja los hechos. Cuando la gente recibe algún beneficio imprevisto, tienden a gastar parte de ello inmediatamente. Así que los economistas han intentado emparchar la hipótesis de Friedman, apelando a un par de remiendos verosímiles.

Las personas podrían responder a cambios temporarios en los ingresos porque no tienen capacidad de crédito; si quiere gastar más, pero ha saturado tus tarjetas y líneas de crédito, un beneficio del Estado podría liberarlo de la tiranía del banco. Muchos economistas consideran la restricción crediticia como una forma simple y poco invasiva de salvar la idea básica de Friedman.

Pero a medida que los economistas van recibiendo datos cada vez mejores, están descubriendo que incluso esta modificación no es suficiente. Un nuevo estudio de Peter Ganong y Pascal Noel muestra que el comportamiento de los consumidores es más cortoplacista de lo que predicen casi todos los modelos convencionales.

Ganong y Noel estudiaron los datos de las cuentas bancarias de personas que reciben el seguro por desempleo (datos anónimos, claro). Analizaron cómo tiende a cambiar el gasto cuando se comienza a recibir el beneficio de desempleo, usualmente poco después de que las personas pierden sus trabajos. Y también analizaron cómo cambia el gasto cuando los beneficios se acaban. Este tipo de datos personales no estaba disponible en la época de Friedman, y demuestra cómo la computarización y los datos empíricos están revolucionando la profesión de la economía.

El primer hallazgo de los autores no es tan sorprendente; cuando la gente pierde su empleo, comienza a gastar menos. Esto concuerda con el modelo de la restricción crediticia, dado que muchos no pueden pedir suficiente crédito para mantener el estilo de vida del que disfrutaban cuando tenían trabajo. Luego de esa caída inicial, descubrieron los autores, el gasto continúa cayendo. Eso tampoco es una sorpresa.

Pero es cuando termina el beneficio de desempleo que comienza el verdadero misterio.Eso produce otra gran caída inmediata en el gasto, ¡casi el doble de la caída que se produce cuando la gente es despedida!

Un cuadro incluido en el estudio de Ganong y Noel grafica sus estimaciones de cómo el gasto y el ingreso caen, en promedio, una vez que termina el seguro de desempleo. La caída del ingreso es mucho más fuerte que la caída del gasto, lo que significa que la gente no está viviendo de forma completamente precaria.

Pero es demasiado grande como para ser explicada por cualquiera de las principales teorías. El tiempo del beneficio de desempleo no es inesperado, la gente sabe exactamente cuándo van a dejar de recibir el cheque.Y si se tratara de las restricciones al crédito, las personas habrían ahorrado más anticipadamente, sabiendo que su beneficio se acabaría.

Por lo tanto, este comportamiento es un gran misterio para las teorías más conocidas. Significa que hay mucho más que considerar que la simple renuencia del banco a dar crédito. Por alguna razón, los consumidores son cortoplacistas: cuando dejan de recibir el dinero, reducen el gasto, incluso si saben que probablemente encontrarán un nuevo trabajo en un futuro relativamente cercano.

Esto significa que la teoría de Friedman no solo necesita un par de ajustes, necesita un cambio contundente. Nadie sabe con exactitud qué se debe modificar, aunque algunos economistas han comenzado a experimentar con modelos de pensamiento cortoplacista de los consumidores. Pero cualquiera sea la explicación a la larga, es probable que las décadas de creer en la idea de Friedman nos hayan hecho subestimar el potencial poder del estímulo fiscal y otras políticas que aumentan el ingreso en el corto plazo.

Hasta los mejores científicos pueden equivocarse. La clave de una ciencia es la rapidez con la que hace frente a los errores que sus héroes cometen.

Por Noah Smith.

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