Miguel de la Puente, gerente general de Procobre

Según cálculos del (MEM), se requiere una inversión de US$ 1,048 millones para cerrar completamente la brecha de electrificación en el Perú y beneficiar a 2.9 millones de peruanos y peruanas.

Si bien el avanza en el Perú, el acceso al servicio eléctrico debe ir acompañado con acceso adecuado a productos eléctricos que garanticen una mejor calidad de vida de la población.

En ese escenario es que aparece el programa Casa Segura Rural, una iniciativa que promueve y facilita instalaciones eléctricas interiores básicas seguras en viviendas de zonas rurales con el objetivo de mejorar las condiciones de acceso, uso y manejo adecuado de la electricidad en los hogares. Este proyecto es desarrollado por la agencia de cooperación alemana GIZ y el Centro Peruano de Promoción del Cobre ().

Al respecto, Miguel de la Puente, gerente general de Procobre, explicó que el programa Casa Segura Rural es desarrollado por el proyecto Energía, Desarrollo y Vida (EnDev Perú), que recopiló datos preocupantes sobre la situación del servicio eléctrico en zonas rurales.

Por ejemplo, en la provincia de Moyobamba, en la región San Martín, el 74% de las viviendas que participaron del programa tenían un diseño eléctrico inadecuado y riesgoso, cableado expuesto, conductores no adecuados en términos de calidad, instalación, ausencia de protección contra cortocircuitos, sobre carga de conductores, carencia de puesta a tierra, etc.

Adicionalmente, el 83% de las instalaciones eléctricas no fue realizado por un personal calificado y el 100% de las familias desconocía los riesgos en el uso de la electricidad.

Según el ejecutivo, desde el 2012 al cierre del 2017, el programa intervino en 907 localidades y benefició a 79,653 hogares en los departamentos de San Martín (25,954), Amazonas (2,660), Cajamarca (42,234), Huánuco (4,179) y Puno (4,626).

Asimismo, capacitó a 710 electricistas, de esta manera se generaron capacidades laborales locales en jóvenes de las comunidades para brindar servicios eléctricos básicos para una vivienda, pero en esta oportunidad de forma segura y eficiente.

“Lo que buscamos es disminuir el nivel de riesgo eléctrico y que se ajusten las condiciones a las normas que establece el Código Nacional de Electricidad. No se cumplen todas las normas por obvias razones, como la capacidad económica de los pobladores, pero sí se establecen condiciones básicas”, indicó a Gestion.pe.

Aclaró que este programa no implica donaciones o alguna subvención, ya que el poblador paga por lo que recibe en materia de productos eléctricos o servicios de profesionales capacitados.

“Lo que sucedía en los últimos años es que ha habido un incremento del coeficiente de electrificación, y lógicamente el tendido de redes, pero no hubo una mayor preocupación por las condiciones de las instalaciones de los pobladores”, puntualizó.

Precisó que el programa Casa Segura Rural se realiza con apoyo de la Dirección General de Electrificación Rural (DGRE) del MEM, los gobiernos regionales y locales, y las empresas de distribución eléctrica que deciden formar parte del programa.

“A través de la radio llegamos a las localidades, luego brindamos capacitación a los pobladores, luego se identifican dentro de los jóvenes pobladores, a aquellos que reúnen un perfil para que se conviertan en electricistas y esto implique una oportunidad de trabajo”, anotó.

Posteriormente, las empresas de productos eléctricos que forman parte del programa llegan a las comunidades elegidas para suscribir convenios con pequeños negocios que se encarguen de proveer equipos de calidad con “precios justos” a los pobladores.

“La tercera etapa es hacer una especie de supervisión y monitoreo de la situación, inclusive se coloca una etiqueta en el momento de que se hace la instalación. Los testimonios que se han recibido son sumamente importantes sobre lo que ha significado el cambio de vida para estos pobladores”, comentó.

En diálogo con Gestion.pe, mencionó que estas poblaciones no sólo acceden adecuadamente al consumo de energía sino que posteriormente pueden brindar servicios entre ellos mismos como la recarga de celulares o tener una refrigeradora para enfriar productos perecibles.

“Hemos estado avanzando en un promedio de alrededor de 10,000 viviendas anuales. Esperamos a la agencia de cooperación alemana, ya que ellos están en coordinaciones, con la DGER, para la firma de convenios y así establecer qué se puede hacer este año, espero que la cantidad sea mayor”, dijo.